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Saborear un delicioso chocolate no solo significa un placer para el paladar sino también prosperidad para miles de familias de Tarapoto, en la selva del Perú.
Todo empieza en un vivero; luego, se pasa a la siembra. Y el momento culminante es ver los árboles repletos de frutas colgantes de color amarillo-naranja guardando el más valioso tesoro: sus semillas. Estas se fermentan y secan al sol, convirtiéndose en un insumo que será la base de los chocolates más finos del mundo.
Alto El Sol representa muy bien el compromiso de todo un pueblo con la producción de cacao orgánico de calidad mundial: en esta zona, el visitante podrá vivir el proceso, que terminará por supuesto en la degustación de la dulce semilla milagrosa convertida en chocolate.